Otoño: nutre tu cuerpo y cambia tu mente

El otoño marca el cambio: los días son más cortos, los colores se transforman y las hojas de los árboles anuncian el inicio de una nueva etapa. Esto también produce un cambio en nosotros e influye en nuestro bienestar físico y emocional. Es habitual sentir menos energía, mayor cansancio, alteraciones en el sueño e incluso irritabilidad o cambios de humor. A ello se suma la bajada de temperaturas, que debilita nuestro sistema inmunológico y favorece el aumento de apetito, especialmente por los dulces.

Todo esto hace que esta sea la época perfecta para detenernos a reflexionar sobre nuestros hábitos y sobre cómo estos afectan a nuestra salud.

El otoño como momento para replantear hábitos

Es momento de invitar a nuestro cuerpo y a nuestra mente a cuidarnos. Las horas de luz disminuyen, obligándonos a ajustar nuestras rutinas y a dar importancia a lo que se conoce como la higiene del sueño, un conjunto de prácticas que favorecen un descanso nocturno adecuado. No solo hace referencia a las horas que dormimos, sino también a la calidad del sueño.

Algunas de las recomendaciones para lograr un sueño reparador son:

  • Ajustar nuestros horarios y marcar rutinas estables.
  • Evitar las pantallas antes de dormir.
  • Crear un entorno agradable de descanso (una habitación con una temperatura confortable, silenciosa y sin exceso de luz).
  • Cenar ligero y evitar el azúcar antes de acostarnos.

También puede ser útil incorporar prácticas de relajación antes de dormir, como breves ejercicios de meditación, que ayudan a desconectar y favorecen un sueño reparador. Estar bien descansados influye directamente en nuestro rendimiento, concentración y capacidad de gestionar las demandas del día a día.

Cuidamos lo que comemos, cuidamos cómo nos sentimos

La llegada del frío también hace que nuestro cuerpo pida una alimentación diferente a la que teníamos en verano. Mientras que en los meses de calor las comidas frescas y ligeras son siempre una buena opción, la llegada del otoño hace que busquemos platos que nos hagan olvidarnos de las bajas temperaturas, como las sopas calientes o los guisos.

Además, es fundamental mantener una correcta hidratación. Aunque la sensación de sed disminuya, nuestro organismo sigue necesitando agua para funcionar correctamente. Una buena alternativa son las infusiones o algunos remedios caseros, como un vaso de agua tibia con limón en ayunas, que ayuda a favorecer la digestión y a empezar el día con energía.

Cuidar la alimentación en esta época no solo afecta a nuestra salud física, sino también a nuestra salud emocional. Una dieta sana refuerza nuestras defensas, estabiliza nuestros niveles de energía y contribuye a nuestro bienestar.

Equilibrio emocional en otoño: claves para cuidar la mente

Pero no todo se limita a lo físico, también el plano emocional necesita cuidados en esta estación. Durante esta época, aparte de una correcta alimentación y un buen descanso, es fundamental una adecuada gestión emocional. La falta de luz puede hacer que sintamos tristeza, desmotivación o apatía. Para contrarrestar estos efectos es importante aprovechar al máximo las mañanas, cuando más horas de luz tenemos, y concentrar toda nuestra productividad en ese momento.

Reconectar con la naturaleza es otra estrategia eficaz para prevenir los estados depresivos. Ir andando al trabajo, realizar actividades físicas en exteriores o simplemente dedicar unos minutos a tomar el sol en un parque ayuda tanto a la salud física como a la mental. Estos hábitos sencillos regulan nuestro estado de ánimo y nos mantienen más activos durante la jornada laboral.

Asimismo, el otoño un buen momento para fortalecer nuestros vínculos emocionales. Pasar tiempo de calidad con nuestros seres queridos, practicar la escucha activa y establecer límites evitando compromisos sociales vacíos son decisiones que ayudan a lograr el equilibrio emocional.

En paralelo, técnicas de relajación como el mindfulness, facilitan la gestión emocional y nos ayudan a conectar con la realidad y disfrutar más de los pequeños momentos.

Otoño

Mindfulness: grandes beneficios personales y laborales

El mindfulness se ha consolidado como una práctica eficaz para mejorar la calidad de vida. Contribuye a reducir el estrés y la ansiedad, mejora nuestra memoria y ayuda a tener un mayor control emocional. Para practicarlo no se necesita mucho tiempo, sino constancia. Dedicar unos minutos diarios puede transformar nuestra manera de vivir. Entre las prácticas más recomendadas destacan:

  • Comer con calma, evitando distracciones.
  • Realizar respiraciones profundas diarias (5 o 10 minutos cada mañana).
  • Evitar bebidas con cafeína.
  • Llevar un diario de gratitud, en el que anotemos cada día un aspecto positivo.

Estas rutinas no solo tienen un impacto a nivel personal. En el ámbito laboral, el mindfulness permite mejorar la concentración y gestionar los picos de presión, además de favorecer la toma de decisiones.

Numerosos estudios confirman que las empresas que incorporan cursos de mindfulness reducen el absentismo, mejoran la cohesión de los equipos y fomentan un liderazgo más consciente y humano. La Revista Española de Salud Pública señala que los programas de mindfulness implantados en las organizaciones contribuyen a aumentar el engagement (compromiso) entre los empleados y empleadas y a reducir el estrés en el puesto de trabajo.

Al fin y al cabo, el bienestar individual de cada persona se traduce en bienestar colectivo, y eso impacta directamente en la productividad y en la calidad del trabajo.

El otoño no es solo un cambio de estación, es una invitación a cuidarnos desde dentro y desde fuera. Ajustando la alimentación, practicando mindfulness, descansando mejor y cultivando relaciones más sanas, podemos crear un estilo de vida más equilibrado.

¿Quieres dar el siguiente paso?

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