El verano se está acercando a su fin y, con ello, lo hacen los días de relax y desconexión. Septiembre es el mes que marca una etapa clave para retomar la rutina y proponerse nuevos objetivos. La vuelta al trabajo no tiene por qué ser un reto, pero es importante revisar nuestras prioridades y organizar nuestro tiempo y recursos. Es un período decisivo para invertir en nuestro futuro, reconectar con nuestras metas y aprovechar los créditos de formación disponibles antes de que finalice el año, apostando por aquello que genera un verdadero crecimiento: el desarrollo profesional.
Formación: factor clave para el progreso
La vuelta del verano es el momento perfecto para que las empresas inviertan en formación y en el desarrollo profesional de sus trabajadores. La formación de los empleados es mucho más que una renovación de conocimientos. Una capacitación continua mejora y actualiza competencias, aumenta la motivación y ofrece importantes ventajas profesionales. Todo esto ayuda a aumentar las oportunidades laborales y a mejorar el perfil profesional de los trabajadores.
Las empresas deben decidir en qué áreas enfocar la formación. En un entorno cada vez más competitivo, es esencial invertir de manera adecuada los recursos. Dos de los sectores más demandados son el sector de las habilidades digitales y el dominio de idiomas.
Los cursos de formación en habilidades digitales nos permiten adquirir competencias que nos ayudan a desenvolvernos en ambientes laborales modernos. Sirven para aprender a usar herramientas tecnológicas que contribuyen a hacer el trabajo más rápido y eficiente. Estas competencias pueden aplicarse en una amplia variedad de campos. Actualmente, las empresas buscan trabajadores que cuenten en sus perfiles con aptitudes relacionadas con el marketing digital, el manejo de redes sociales o con conocimientos en ofimática. Estas áreas destacan porque la mayoría de organizaciones necesitan visibilidad online para atraer clientes y, así, mejorar su imagen.
Por otro lado, el sector de los idiomas es uno de los sectores más solicitados en el mercado laboral. Las empresas que apuestan por la formación en idiomas mejoran su posicionamiento y expanden sus vías de comunicación. Entre todos los idiomas, el inglés se considera el principal idioma en el ámbito empresarial, permitiendo elevar la trayectoria profesional de los trabajadores que lo hablan. Además, aprender un nuevo idioma estimula la memoria y potencia nuestras capacidades cognitivas. A nivel profesional hablar otros idiomas amplia las opciones de empleo en empresas internacionales y permite conectar con un mayor número de clientes.
Tanto la capacitación en competencias digitales como el aprendizaje de idiomas son una inversión estratégica para cualquier empresa que quiera posicionarse en el mercado laboral. Sin embargo, contar con las herramientas necesarias para impulsar esta formación es igual de importante, y aquí es donde entran en juego los créditos formativos disponibles para las organizaciones.
En España las empresas disponen de créditos para bonificar la formación de sus empleados, lo que permite que puedan desarrollar las competencias de sus epleados sin coste adicional. Sin embargo, según un informe publicado en 2024 por Factor Humano, más del 70% de estas empresas pierde sus créditos a final de año y desaprovecha la oportunidad de desarrollar a su equipo. De acuerdo con FUNDAE, en 2023, solo el 20,2 % de las empresas bonificaron formación para sus trabajadores.
Además, para las compañías con menos de 50 trabajadores existe una ventaja adicional: pueden acumular el crédito no utilizado hasta dos años, lo que les permite organizar la formación de manera estratégica y aprovechar recursos que muchas otras empresas dejan escapar.
Transforma los créditos en oportunidades
Los créditos son un excelente recurso para aprovechar la formación bonificada. Planificar el uso de los créditos garantiza que estos contribuyan de manera exitosa al progreso profesional y al crecimiento de un equipo. Es importante aprovecharlos para que se traduzcan en un verdadero motor para el desarrollo profesional.
La llegada de septiembre no solo significa que el verano se está terminando, también invita a aprovechar al máximo los recursos y a convertir la inversión en conocimiento real.
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